domingo, 28 de junio de 2009

Cuando el tiro sale por la culata

No sé si Zelaya es un buen o mal presidente, pero si es de los populistas, absolutistas y antidemocrátas que proliferan en estos días, en todo caso, quizá me equivoque, pero creo que es cuestión de horas para que sea restituido en el poder. Por otro lado, no deja de impresionar la torpeza con la que actúan los poderes de facto que están operando en Honduras. Esta ruptura del hilo constitucional (con viaje turistico incluido a Costa Rica) no deja de recordar las viejas y lamentables historias ya vividas por estos lares. Ahora seguramente esta será una de las banderas del discurso oficialista en aquella nación, si este presidente es parecido a otros, aunque tuviera un pasado marcado por la insurrección, con toda seguridad va a calificar de golpista a todo aquél que le haga oposición, y esa argumentación será esgrimida hasta el cansancio, tanto así que cuando el gobierno de aquél país se equivoque en la materia que sea, no dejará de sacar esa bandera para cualquier cosa. Así cuando se hable de empleo, salud, deportes, o cualquier otra cuestión, los partidarios de Zelaya (de quienes no tengo opinión) podrán seguir el ejemplo de otros y hablar del tema hasta que venga Cristo o dejen de ser gobierno. La única diferencia es que en este caso no podrán culpar al Imperio de todo lo que suceda en el país, esto debido a que la diplomacia norteamericana no es tan torpe como la de su gestión anterior. Es una lástima que algunos sectores continúen jugando a la ilegalidad con procedimientos antidemocráticos, y por no combatir con mecanismos legítimos lo único que hacen es atornillar en el poder (para bien o para mal) a sus adversarios políticos, lo cual viene a demostrar que no se sabría quien es peor, si ellos o a quienes tratan de sacar. Es posible que Zelaya estuviera poniendo en vilo la economía de su país, es posible que el imperialismo suramericano realmente estaba manejando las cuerdas a un proceso consultivo conducido desde el exterior, es cierto que se provocó una gran crisis política, que hubo desacato a los poderes instituidos, que se desconoce o almenos se reprocha el elemental principio democrático de la separación de poderes, pero no hay nada peor que victimizar a un adversario, o vestirse de masivo violador de derechos humanos.
Veo (para bien o para mal) en los próximos días un incremento en la popularidad de Zelaya, debido a que ha sido victimizado, y considero que pocos verán de manera complaciente que (cierto o no) este asunto ha sido provocado por el intento de hacer una consulta popular, que (ilegal o no) dada la aparente bondad con que se presentaba el asunto ante las masas populares, el congreso hondureño debió tener un discurso no sólo para persuadir a los suyos, sino para convencer a los diferentes sectores de la opinión pública de sus puntos de vista, y esto aún cuando tal cosa no estuviera en el ámbito de sus obligaciones legales. Y es que la imposición de algo (aunque sea legítimo) nunca es superior a una inteligente persuasión.
Oramos y hacemos votos para que esto no genere violencia en Honduras, ni tampoco contribuya a configurar en ese país una sociedad enfrentada como otras del hemisferio.