Cristianos evangélicos de Estados Unidos proclaman que «Dios ama a las estrellas del porno».
Resulta paradójico vincular tres letras equis –sinómimo de pornografía– con la palabra inglesa «church», que en su traducción significa «iglesia».
Hace ocho años, el pastor evangélico Craig Gross fundó el ministerio cristiano «XXXChurch». Su objetivo era que Dios llegase a la gente que consume y trabaja en la industria de la pornografía. Con este fin, Gross y su equipo alquilaron un «stand» en una gran convención porno en Las Vegas en 2002. Desde entonces, no han parado de ir a festivales de cine para adultos a lo largo y ancho de los Estados Unidos.
Dios en la «ciudad del pecado»
Desde «XXXChurch» explican que no acuden a los festivales porno o a ciudades como Las Vegas –a la que definen como «Sin city», «ciudad del pecado»– para hacer una iglesia, sino «para ser Iglesia». Hablan de Dios con turistas y trabajadores de salas de striptease. «Queremos mostrar a Cristo a cada persona en Las Vegas, ya sea gente adinerada, turistas o recién casados», afirman.
Además de recorrer ciudades, este ministerio cristiano desarrolla su actividad en internet. Se definen como «el primer sitio web diseñado para crear conciencia y ayudar a los afectados por la pornografía». Una web que cuenta con testimonios en vídeo, textos y consejos, y en la que priman valores como el arrepentimiento, el orden o la comprensión.
Desde su creación, «XXXChurch» ha regalado miles de libros en cuya portada se puede leer la frase «Jesus Loves Porn Stars» –«Jesús ama a las estrellas del porno». Al abrirlo, la persona se encuentra con un ejemplar del Nuevo Testamento. Explican que no pretenden dar un sermón, sino entablar una conversación individual con aquellos que se acercan y ofrecerles una alternativa cristiana a su forma de vida. «Si usted está en la industria del porno o es adicto a ella, nosotros estamos aquí para ayudarle», indica Gross.
«Porno y pancakess»
Cada cierto tiempo organizan «Porn & Pancakes», que se puede traducir como «Porno y Tortitas».
Consiste en reunir un sábado por la mañana a hombres vinculados a las iglesias locales para tomar un desayuno y hablar sobre la adicción a la pornografía.
Durante el café y las tortitas, algunos oradores, como pastores evangélicos o ex productores de cine para adultos, hablan con los hombres acerca de cómo la pornografía afecta negativamente a sus vidas, incluyendo las relaciones con sus familias y con Dios.
Insisten en que solamente obedecen la misión que Cristo dejó a sus discipulos y que se puede leer en el Evangelio de San Mateo (Mt 28, 19): «Id y haced discípulos de todas las naciones».
Fuente: La Razón