lunes, 11 de mayo de 2009

Sobre las uniones de personas de un mismo sexo

Argumentos planteados ante el CEV para contribuir a nuestra argumentación ante la AN y el TSJ.

Nuestra cambiante sociedad presenta desafíos que nos hacen o bien cuestionar nuestros puntos de vista o bien consolidarlos mediante la presentación de argumentos que contribuyan a defender lo que creemos, a este respecto hoy me corresponde saludar el hecho de que no fuera presentado en segunda discusión en la comisión de la responsable en la Asamblea Nacional dentro del “Proyecto de Ley Orgánica para la Equidad e Igualdad de Género”, la temática que se dio en llamar “Asociaciones de Convivencia”, así como la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia en que se interpreta el artículo 21 de tal manera que se deja sin efecto al menos de momento la posibilidad de reconocer jurídicamente la unión de personas del mismo sexo. Así en consonancia con esto emitimos nuestras consideraciones sobre el tema y exponemos nuestras opiniones.


El proyecto de “Ley Orgánica para la Equidad e Igualdad de Género” incluye un articulado diseñado para proteger los derechos de la mujer, lo cual desde el punto de vista social, requiere un activo compromiso del estado y la ciudadanía a fin de garantizar, proteger, y promover tales derechos, de modo que nos solidarizamos con la iniciativa de la Asamblea Nacional en legislar sobre este tenor, sin embargo diferimos con la pretendida mezcla de esta ley con temáticas que pretenden generar privilegios sobre la base de una orientación sexual particular, al promover lo que en primera discusión de este proyecto de Ley se presentó como “asociaciones de convivencia”, lo cual viene a ser un equivalente del matrimonio aplicado a la unión de personas del mismo sexo.


Las iglesias evangélicas creen y defienden el fundamental valor de la familia como eje básico de la sociedad, y declaran que su establecimiento se produce mediante el matrimonio cuya conformación sólo es legítima mediante la unión entre un hombre y una mujer, capaces responsablemente de brindar un ambiente adecuado para tener y criar hijos, y formarlos en plenitud brindándoles las condiciones familiares básicas para la satisfacción de sus necesidades espirituales, morales, emocionales, y materiales. Tal como lo enseña la Biblia, y la Constitución y las leyes de la República.


La Constitución Nacional, en sus artículos 75, 76 y 77, claramente establece la protección del Estado a las familias y matrimonios establecidos entre un hombre y una mujer, por lo que la concepción de “asociaciones de convivencia” que se ha presentado como una alternativa al matrimonio, viene a ser un equivalente fraudulento a los motivos que sustentan el texto constitucional que es categórico al fijar quienes son los sujetos del matrimonio excluyendo cualquier tipo de unión distinta a la que consagra la constitución y las leyes de la República.


Consideramos que haber dado rango jurídico a las llamadas “asociaciones de convivencia” de personas del mismo sexo, habría facilitado la solicitud de adopciones de niños o niñas por parte de quienes se acogen a esta condición, cuestión esta que reconvendría no sólo los principios morales consagrados en la Biblia, sino que afectaría considerablemente el desarrollo sicosocial del niño o la niña adoptado para quien la adopción viene a ser un valioso medio para su correcta formación y no para satisfacer necesidades del adulto.


Consideramos que las llamadas “asociaciones de convivencia” representan una degradación del concepto cristiano de la familia lo cual nos lleva a declararnos en contra de otras formas de unión equivalentes al matrimonio que no sea entre un hombre y una mujer, ya que tales “asociaciones de convivencia” entre personas del mismo sexo, apuntan a la desintegración del orden natural establecido por Dios para el ser humano, de los valores cristianos y morales como bien lo señala la Biblia en Génesis 1:26-27, Levíticos 18:22, Romanos 1:26-28, 1° Timoteo 1:9-10, 1°Corintios 6:9-10.


Desde el punto de vista evangélico las personas que eligen una orientación sexual distinta a la heterosexualidad, tienen los mismos deberes y los mismos derechos humanos y jurídicos básicos que todos los demás, pero de allí a la promoción de una determinada orientación sexual confiriendo un carácter equivalente al matrimonio como lo reconoce la Biblia y la Constitución Nacional, resulta cuestionable, ya que la orientación y la actividad sexual no está contemplada como derecho civil, luego viene el hombre y la mujer objeto de derecho no por su orientación sexual sino en función de su género definido en su concepción. Consecuentemente y en vista de que los hombres y mujeres (independientemente de su orientación sexual) tienen garantizados todos sus derechos no vemos necesidad de privilegiar una preferencia sexual al sancionar leyes que atentan contra la familia, la moral y buenas costumbres.


El pueblo cristiano evangélico, es un pueblo eminentemente pacífico, que pretende vivir un estilo de vida y una identidad moral basada en la Biblia y en la vida y ejemplo de Jesucristo. La iglesia asume la misión preponderante de llevar la Palabra de Dios a toda criatura, para ayudarles en la restauración de sus vidas y al pleno conocimiento de la mejores prácticas para reponerse del yugo de generado por una vida a espaldas de Dios, así como al yugo de la pobreza, la enfermedad, el cautiverio emocional y la amoralidad, en tal sentido respetamos a todos los seres humanos cualquiera sea su condición, pero somos contrarios a la promoción de conductas que atenten contra la moral e integridad de la familia claramente definida por las leyes y por Dios.


Cuando los cristianos cuestionamos el matrimonio entre personas del mismo sexo, no somos sostenedores de un status quo que defienda relaciones “patriarcales o injustas”, mas bien pretendemos defender el modelo de familia establecido por Dios en la Biblia y en la realidad natural, el único modelo de familia capaz de procrear naturalmente, y de generar el complemento emocional necesario para la formación de los hijos que encuentran sus elementos de identidad sexual en el reconocimiento del padre y la madre.


Consideramos que la convivencia entre personas de un mismo sexo es una decisión cuyo carácter no es necesariamente permanente pues las personas están en la facultad de elegir su orientación sexual y hasta un determinado tiempo podrían revertir esa decisión, mientras que el sexo de una persona no es elegible, pues se nace siendo hombre o mujer, dicho así legislar sobre la familia (de la cual se espera su mayor permanencia y solidez a fin de procurar el mejor bien social) sobre la base de algo no permanente como lo es una factible circunstancial decisión sobre una preferencia sexual, es sencillamente colocar a la sociedad y a la familia en una condición inestable y contribuir con la promoción de estilos de vida que no sólo se enfrentan a la moral cristiana sino al mejor bien para nuestros hijos.


Consideramos importante destacar que las orientaciones sexuales distintas a la heterosexualidad no son en modo alguno producto de una condición genética, hereditaria, u hormonal no existen demostraciones serias para sostener tales ideas. Sostenemos y somos testigos de que tales orientaciones son reversibles, y ratificamos la vocación de la iglesia cristiana como comunidad terapéutica que gratuitamente, con amor, compañerismo, confidencialidad, y con la gracia de Dios es llamada a recibir a quienes desean poner su confianza en Cristo a fin de ser restaurados.


Para finalizar, destacamos que es importante que la iglesia manifieste su disposición a contribuir con el intercambio de ideas respecto a temáticas en torno a la familia y demás cuestiones relativas. Por otra parte es importante que los organismos del estado tomen en cuenta el pensamiento religioso representado por las iglesias que vienen a ser un vital actor en el concurso de ideas y opiniones que configuran el conjunto de convicciones del pueblo venezolano, y en ese sentido el pueblo evangélico representa un importante porcentaje de la población que ha de ser escuchada ante la presentación de temáticas tan sensibles como la definición de la naturaleza de la familia y el matrimonio.


La iglesia es llamada a entender su rol en contribuir a la paz social, a la reconciliación entre los hombres y mujeres, y a ponderar responsablemente los asuntos relativos a los valores, principios de vida, moral, espiritualidad, y ética.


José G Piñero

5 comentarios:

Edu ministro dijo...

"no se nace homosexual. La homosexualidad es un desorden emocional que tiene terapia y por lo tanto sanación".
En el nombre de Jesus declaramos sanidad para todos estos desordenes...
Basta ya de Cristianos que no dicen nada en cuanto a las cosas abominables que pasan a nuestro alrededor, tenemos la verdad!!! entonces hablemos la verdad, vivamos ... Leer másla verdad, enseñemos la verdad, es el momento de recuperar lo perdido...

PD: hay mucho porque orar hermanos y esta es una de las cosas que debemos tener siempre en nuestras oraciones... "La oracion es nuestro campo de batalla

IVAN dijo...

Para un efectivo desarrollo y evolución de las sociedades es necesario el reconocimiento de los derechos a los que cada individuo que integra tales sociedades es merecedor, grandes movimientos a lo largo y ancho del mundo fueron y son la antesala a las reivindicación de los derechos que todos tenemos, evidentemente todos estos derechos tiene una lógica, ya que no se pueden extender derechos que denigren la esencia del ser humano.
Como evangélicos, debemos ver todo desde la perspectiva de la Biblia, y salvaguardar así el legado que Dios mismo nos ha dado para permanecer en esta tierra, con organización y decencia.
Reconocer actividades impropias desde el punto de vista moral, tales como las “asociaciones de convivencia” traerá como consecuencia la perdida de valores esenciales y la desintegración de la familia como célula principal de la sociedad, y viene a introducir conceptos nuevos de desarrollo social que solo apuntan a la inestabilidad, ya que la orientación sexual puede cambiar en el tiempo, y no son derechos cuestionables, son actitudes que alteran las leyes naturales definidas por Dios y su plan perfecto para el desarrollo de las sociedades.
Debemos orar para que este tipo de discusiones traiga como consecuencia la exaltación de la familia, como modelo ideado por Dios, y las mejores prácticas para preservar el legado histórico humano de moral y buenas costumbres. Dios los bendiga. IVAN BERROTERAN

José Piñero dijo...

Saludos Edgar, de acuerdo contigo. Iván, me sirvió tu aporte y este es el formato de artículo el otro formato lo envié al CEV para su revisión.

IBRAHIM Y VANESSA dijo...

la Familia es la base de la sociedad, si la asamblea nacional pretende deliberar acerca de temas como este, debería pensar primero que esto generaría una familia desorientada puesto el núcleo de la familia es el matrimonio y si se forma un matrimonio no natural estaría encaminado al país a una sociedad cada vez mas trastornada.

Jesucristo Todo lo puede el cambia lo que nadie cambia y logra lo que nadie se imagina el homosexual es una persona que por alguna razón perdió la noción de su identidad sexual pero Cristo puede con toda seguridad hacerle ver su verdadera identidad.......

Pueblo cristiano oremos y luchemos en contra de estos proyectos que suponen confundir más a las personas. Dios les Bendiga

Elizabet Azuaje. dijo...

levantemos nuestra voz en alto,somos una gran parte del país(los cristianos)Dios creó la union entre el hombre y la mujer.La palabra dice maldito el hombre que se hecha con otro hombre.No a la aprobacion de esta ley en nuestro país,oremos pero tambien vamos a hacernos escuchar,marchemos hagamos clamores,entre otras cosas.