viernes, 20 de febrero de 2009

Lágrimas Flechadas


Por Marcos Cantera Carlomagno,
doctor en Historia y escritor

El último enfrentamiento armado en la Franja de Gaza actualiza varios problemas fundamentales para la democracia. ¿Qué debe hacer un estado democrático para proteger a sus ciudadanos de constantes ataques terroristas? ¿Cómo debe actuar un estado democrático cuando una serie de dictaduras (Irán, Siria, Libia) junto con una larga cadena de bandas terroristas (Al Qaeda, Hermanos musulmanes, Hezbollah, Hamas) tienen como objetivo explícito eliminarlo del mapa? ¿Cómo deben actuar las otras democracias frente a esto? ¿Cuál debe ser la actitud de la opinión pública occidental frente al atropello totalitarista? ¿Cómo se hace para que las masas fanatizadas entiendan que no habrá un Estado palestino mientras sigan persiguiendo la eliminación de Israel?
Lo sucedido en Gaza permite sacar algunas conclusiones. Por un lado ha quedado al desnudo una vez más la irresponsabilidad y el infantilismo de una opinión pública que no está dispuesta a admitir la más mínima limitación de sus propias libertades y derechos pero que apoya, o ve con simpatía, el accionar de grupos fundamentalistas (los mismos grupos fundamentalistas, recordemos, que allí donde tienen el poder –Irán, Afanistán, Siria, Libia, etc.- no toleran el más mínimo espacio para dichas libertades y derechos).
Por el otro, hay que resaltar el hecho de que mientras la opinión pública occidental demostraba una catastrófica confusión mental, la organización Palestina más importante (Al Fatal) y la mayoría de los países árabes no movieron un dedo por Hamas durante todo el conflicto militar. Ni siquiera Irán, gran cuco antijudío, hizo algo para ayudar a su brazo armado en Gaza.

El retiro de las tropas israelíes dejó a luz una resaca en donde aparecieron cadáveres de miembros y simpatizantes de Al Fatal y otros grupos palestinos, asesinados por Hamas en un práctico ajuste de cuentas. De igual manera, muchos hospitales con nombre y apellido desmienten la cantidad de heridos recibidos durante los bombardeos; muchos vecinos denuncian ante los observadores de las NacionesUnidas el uso de la población civil como escudo por parte de Hamas, la instalación de arsenales en casas privadas y edificios de las Naciones Unidas, etc.
¿Dónde están los 1500 muertos que anunció Hamas? ¿Quién se responsabiliza ahora por haber difundido y defendido cifras de muertos y heridos claramente infladas?

Todo esto lleva directamente a una molesta pregunta: ¿cuánto hay de “solidaridad” con los palestinos por parte de esa opinión pública emocionalmente movilizada y cuánto hay de antisemitismo duro y puro?
¿Hasta dónde nos conmueve la situación de los musulmanes bombardeados y dónde comienza nuestro histórico desprecio por el judío?
Inquieta bastante que esos corazones tan afligidos por el sufrimiento de los civiles palestinos no hayan derramado media lágrima colectiva cuando Hamas y Al Fatal hace un año pelearon una sangrienta guerra civil con cientos de víctimas civiles.
Inquieta que la misma opinión pública que se enfurece cuando Israel mata musulmanes no se alteró en lo más mínimo cuando los serbios masacraron muchos más musulmanes en Bosnia.
Inquieta bastante que a la misma opinión pública que se le pararon los pelos de punto por el horror de la intervención israelí en Gaza, ni se le arquearon las cejas cuando Rusia, hace unos pocos meses, invadió un país vecino (Georgia), matando a una buena cantidad de civiles.
Inquieta bastante que se lloren las víctimas de los misiles israelíes pero no se lloren las víctimas de los misiles palestinos.

Acá, evidentemente, hay un problema de lágrimas flechadas que es menester estudiar.
Me recuerdan, estas contradicciones, cuando se manifestaba contra Estados Unidos por la guerra de Vietnam pero no se manifestaba contra la Unión Soviética por la guerra de Afganistán.
Me recuerdan cuando se protestaba contra la intromisión militar de Estados Unidos en otros países pero se hacía la vista gorda cuando los tanques soviéticos invadían Hungría y Checoslovaquia.
Me recuerdan cuando se condenaba a Hitler por el genocidio de millones de personas pero no se condenaba a Stalin por un genocidio más grande aún.
Me recuerdan cuando quienes salen a la calle a protestar contra la falta de libertades en América, aplauden el sistema totalitario en Cuba.

¿Por qué es terminantemente necesario que en Uruguay defendamos la libertad de entrar y salir, cambiar de trabajo, elegir profesión, criticar al gobierno, tener acceso a las ofertas del mercado, pintar la casa del color que se nos antoje y opinar lo que se nos cante sobre cualquier tema imaginable y no es necesario que ese mismo sagrado principio rija en otras partes?
¿Por qué es terminantemente necesario que acá haya elecciones libres y no causa enojo que en Cuba el mismo pirulo lleve 50 años atornillado al poder?
Contradicciones imposibles de entender.

Por eso, por todo eso y por mucho más que es como eso y que va en esa misma dirección, me gustaría agregar una pregunta a mi serie de preguntas iniciales: cómo debe hacer un estado democrático para defenderse de una opinión pública que se autoproclama democrática y no lo es?

jueves, 12 de febrero de 2009

Reflexiones sobre la Enmienda

Implicaciones que tendría aprobar la Enmienda

Ante la proximidad del evento electoral a celebrarse el próximo domingo 15 de febrero, y en vista de que es una importante decisión que involucra la conciencia ciudadana y cristiana de quienes confesamos la fe, he decidido ordenar resumidamente algunos de mis criterios de conciencia y presentarlos a quien interese; por otra parte, aunque el secreto del voto es algo garantizado hoy hago votos por la valentía de quienes representen la opción que es perseguida con las amenazas contra su derecho al trabajo y demás elementos relacionados con su actividad humana y ciudadana.
Antes de presentar los criterios aclaro dos puntos importantes para quienes tenemos un pensamiento religioso (a1, a2).

a1. Si los reyes y los papas son permanentes ¿Por qué no el presidente?
No es un elemento validador de la reelección continua el hecho de que las monarquías no se sometan a reelección o que ella sea factible para los jefes de gobierno en las monarquías constitucionales. Como no es lo mismo una teocracia o una monarquía a una democracia, las antiguas monarquías europeas tuvieron como elemento validador al Papado señalando con ello que consideraban que el origen de su poder es divino, pues se asumían como puestas por Dios (sea equivocado o no el criterio). Cuando consideramos el caso de nuestra nación hablamos del cargo de la presidencia, no estamos en todo caso hablando del cargo del un rey, un líder religioso, un jefe militar, un padre de familia, u otro. El caso en tales presupuestos doctrinales implica que quien elige, o ratifica a una persona en su oficio es quien le colocó en esa responsabilidad, dicho así en el caso religioso, si Dios y no el pueblo coloca al Apóstol Pablo como oficial de la iglesia es Dios y no el pueblo quien lo ratifica o no; si el dueño de la empresa y no los empleados es quien contrata a un gerente para la misma es el dueño y no los empleados quien ratificará a dicho gerente, dicho así es el jefe quien tiene la autoridad de elegir, y en las democracias el jefe es el pueblo, tal como lo señala el propio significado de la palabra democracia que significa gobierno del pueblo. Ahora, bien el riesgo que avizora Simón Bolívar es que ocurra un cambio de roles en el que el hijo se convierta en padre de su propio progenitor, y que el mandatario se convierta en mandador.

a2. Bolívar no fue infalible
En Bolívar vemos al general admirable y determinado, de poderoso, preclaro, lúcido, y vigente pensamiento; pero con todo el buen concepto que pueda tener de este hombre, no creo en una suerte de infalibilidad de Bolívar, y en razón de mi condición cristiana tampoco podría ser practicante de esa especie de culto a Bolívar que nos enseñaron desde nuestra infancia. De modo que aún encontrando la profunda discrepancia de Bolívar con el tema de reelección indefinida (o como sus actuales proponentes la prefieran llamar) es finalmente el pueblo venezolano en el uso de su poder constituyente quien decide mediante el sufragio el contenido de su propia constitución nacional, de modo que son otros los elementos prioritarios desde mi punto de vista los que habrían de pesar en mi propia decisión electoral.

Ahora revisemos algunos postulados respecto a las implicaciones que tendría una eventual aprobación de la propuesta de enmienda a la constitución.

A. Aprobar la enmienda propuesta para el 15F nos dejará con una constitución incongruente
La nación que presume de ser la más bolivariana de las repúblicas del mundo (lo cual reseña hasta en su nombre) pudiera ser la más antibolivariana de todas, los venezolanos seríamos más antibolivarianos que Carlos Marx (quien en vida cuestionó con odio viceral a Simón Bolívar), porque mientras aquél fustigó a Bolívar con palabras por su parte una elección a favor del SI pondría de espaldas a la constitución ante el pensamiento de Bolívar.
Alí Primera en su canto Bolívar bolivariano reprocha el levantamiento de una estatua al “gringo Henry Clay” a quien llama enemigo de Bolívar, pero los venezolanos estaríamos construyendo una estatua ideológica a Marx quien fuera enemigo de palabra e idea de aquél a quien reconocemos como “El Libertador”.
Distintos son los momentos en que Bolívar manifestó estar en contra del concepto de reelección sucesiva, continua, indefinida o como se prefiera llamar al acto que mantenga en el poder a una misma persona por muchos años.
El tenor que envuelve la célebre frase Bolivariana sobre la necesaria alternabilidad en el ejercicio del poder político como elemento fundamental en una democracia, no permite malabarismos escapistas. El discurso de Bolívar ante los legisladores de Angostura, no tiene desperdicio.
Al leer el párrafo a continuación tengamos presente que, en ese momento, El Libertador acompañaba sus palabras con la acción de renunciar "para siempre" a su omnipotente cargo de Dictador Jefe Supremo de la República de Venezuela, por considerar que todo el poder que se le había confiado, llevaba consigo un encargo de "alto riesgo", "terrible" y "peligroso".
Leamos cuidadosamente las líneas en las que se encuentra la célebre y lapidaria frase que incomoda a algunos y hagamos una cuidadosa exégesis del párrafo para obtener conclusiones honestas.

“Multitud de beneméritos hijos tiene la patria, capaces de dirigirla, talento virtudes, experiencia y cuanto se requiere para mandar a hombres libres, son el patrimonio de muchos de los que aquí representan el pueblo; y fuera de este Soberano Cuerpo, se encuentran ciudadanos que en todo tiempo han mostrado valor para arrostrar los peligros, prudencia para evitarlos, y el arte, en fin, de gobernarse y gobernar a otros.
Estos ilustres hombres merecerán, sin duda, los sufragios del congreso, y a ellos se encargará el gobierno, al que, tan cordial y sinceramente, acabo de renunciar para siempre.
La continuación de la autoridad en un mismo individuo, frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerlo y él a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que un mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.”

Ahora Bolívar fue consistente en su pensamiento, cosa que puede corroborarse en sus cartas, de las cuales podemos citar parte de los contenidos enviados a los generales Francisco de Paula Santander y José Antonio Páez.

En Carta al General Santander el 4 de Junio de 1826, Bolívar dijo:
“Si los votos nacionales se han dignado a llamarme de nuevo a la presidencia del Estado, mi deber es someterme directamente a su soberanía; mas también es mi deber resistirme a la voluntad nacional cuando ella infringe los preceptos de su propia conciencia, y viola sus propias leyes. El pueblo colombiano ha ordenado, por el órgano de sus representantes, que ningún ciudadano le sirva en la presidencia del Estado más de ocho años.
Yo he sido seis años jefe supremo, y ocho presidente, mi re-elección por tanto, es una manifiesta ruptura con las leyes fundamentales.”

En Carta al General Páez, 12 de diciembre de 1829.
“Si se empeñan en quererme elegir al cargo, bien pueden contar con que no lo admito aunque por ello resultare la ruina de la república. Mi honor y mi gloria me exigen este acto de absoluto desprendimiento, para que el mundo vea que en Colombia hay hombres que desprecian el poder supremo y prefieren la gloria a la ambición”.

En conclusión, es evidente que Bolívar es opuesto al pensamiento de quienes impulsan el proyecto de enmienda de la constitución, de modo que si esa pretensión triunfa, en nombre de la congruencia debemos también enmendar el nombre del país y dejar de llamarnos “República BOLIVARIANA de Venezuela”, pues seguirnos llamando República Bolivariana vendrá a ser una burda mentira, pues deberá plantearse si es Bolivariana o le da la espalda a su principal cultor al promover la reelección continua.


B. Aprobar la enmienda no es un acto en favor del Estado y ni siquiera de una parcialidad partidista sino para una persona.
Justifico mi derecho a opinar, porque como ciudadano estoy interesado en la forma del estado de mi país. Quien se molesta por la opinión de otro en este caso tendrá entonces que admitir lo obvio: que esta propuesta de reforma es totalmente personalista, y que muchos de los que apoyan la reelección indefinida no lo hacen por considerar que es favorable al estado sino favorable a una persona. Esa persona que cuenta con la ventaja de usar indiscriminada e ilegalmente los recursos del estado para su propia campaña, y que no tengo dudas de que lo seguirá haciendo aún cuando ello viole el estado de derecho, lo cual demuestra que el poder político desmedido reviste de impunidad a sus poseedores y les confiere una ventaja que les posibilita la perpetuación.

C. Aprobar la enmienda es ser partícipe de la cubanización de Venezuela. El presidente ha declarado su necesidad permanecer por muchos años en el poder a fin de establecer definitivamente su proyecto político.
Cuba se nos presenta como “el mar de la felicidad” y el tipo de sociedad que se idealiza como modelo a ser imitado, se trata de una sociedad que puede regir sobre el estilo de vida, la dieta, la ocupación, y demás aspectos de la vida de quienes son sometidos por un estado totalitario que aplasta los derechos individuales de sus ciudadanos, y a sus parciales deja comportándose cual proverbiales víctimas del síndrome de Estocolmo. Luego el Presidente Chávez se considera el más indicado para realizar el trabajo de acondicionar la cultura y mentalidad venezolana que resulta necesaria para la instauración del sistema socialista a la cubana, y entiende que este proyecto lleva años, mismos que él reclama a fin de concretar su proyecto.

D. Aprobar la enmienda es dar una carta aval a quien ha realizado una gestión mediocre y oprobiosa. Es darle aval al gobierno que expulsa misioneros, que ha sido incapaz de quitarnos de ese ignominioso primer lugar latinoamericano de violencia revertiendo las horrorosas estadísticas de crimen e inseguridad que sufren los venezolanos, que favorece a las FARC y demás agrupaciones terroristas, que pelea continuamente con todos, que divide a la sociedad, que dilapida el tesoro público regalándolo al extranjero mientras los necesitados del país se multiplican, el gobierno de los maletines, que ha tenido los ingresos más ingentes de toda la historia venezolana y ha desaprovechado la extraordinaria oportunidad de desarrollo y siembra petrolera que pudo diversificar la economía, el gobierno que no previó el tiempo de las vacas flacas de la economía mundial, el gobierno que resuelve todo mediante la generación de violencia, el gobierno que viola derechos humanos convirtiendo a la república en estado forajido, que carece de instituciones independientes y de justicia imparcial, el gobierno que con ingresos de más de ochocientos mil millones de dólares se ufana de las ya maltrechos programas sociales que cual limosna se convierten en elemento de compra de conciencia en época electoral. A esto último diríamos que sería el colmo que con tan abundantes recursos no se hubieran establecido programas sociales, claro que la inmoralidad del sobreprecio pagado a Cuba pudo ser aprovechado de mejor manera.
Es excusa permanente la mediocre consigna de “al menos somos mejores que la cuarta república”.
Supongamos que sea verdad que este gobierno fuera mejor que los anteriores. En todo caso no quiero volver al pasado, pero tampoco acepto la mediocridad de un presente que se justifica diciendo que es mejor que lo viejo, y que con esa excusa avizora un futuro totalitario. Creo que quien vive justificando sus errores comparándose con otros de inferior o peor condición es un mediocre y no merece dirigir los destinos de nada. El hombre que le grita a su familia y les maltrata verbalmente entonces podría sentirse satisfecho al decirles a todos que él es mejor que los hombres de alguna tribu incivilizada que acostumbraban años atrás a arrastrar a las mujeres y a pegarles con una macana. Pienso que quien se atreve a usar tan demencial excusa es digno de compasión, y así podemos pensar de quien las acepta. Y esto es lo que oímos cuando en medio de los más inaceptables atropellos los responsables argumentan que ellos superan en bondad a los abusadores de los tiempos pasados, es decir “después de todo somos menos abusadores que otros”. Tal argumento es inadmisible, y mientras la sociedad no exija algo mejor no podrá ser meritoria de un futuro más digno.
Es mi esperanza y apuesta por una Venezuela con un destino más digno, uno que en 10 años no ha entregado quienes traicionaron las esperanzas del país convirtiéndose en servidores de pasado en copa nueva.
Bendigo al Presidente Chávez, y oro para que ejerza un buen gobierno, para que rectifique en su discurso, sus actitudes, su ineficiente gestión, y en su forma de dilapidar la riqueza venezolana, para que promueva la independencia de los poderes públicos, para que sea propulsor de la justicia, la paz, y el diálogo. Al mismo tiempo expreso el más rotundo NO a la inmoral y engañosa pregunta que el 15 de febrero se nos hace a los venezolanos.
Finalmente expreso mi gratitud a mi querido amigo Victor Cuadra, cuyos correos son un significativo aporte en esta reflexión.
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Dios pone y quita Reyes, El pueblo pone y QUITA presidentes