lunes, 18 de agosto de 2008

La Tragedia Continúa (2ª Parte)

CARTA DE AMAZONAS 2-.

Carta testimonio del misionero venezolano MICHAEL DAWSON MORRIS, titular de la CI. 1.576.132

Yo, Michael Eugene Dawson Morris, mayor de edad, venezolano (por nacimiento), domiciliado en la Comunidad Indígena de Coshilowateli, Río Padamo, Municipio Alto Orinoco, Estado Amazonas, portador de la cèdula de identidad V-1.567.132. Nací el 2 de agosto de 1955 en la Comunidad Indígena de Tamatama (Yecuana), Municipio Alto Orinoco, del Estado Amazonas. Mis padres son de los Estados Unidos, y soy el número 5 de 10 hijos. Mi hermano Velma Dawson nació aquí en Puerto Ayacucho dos semanas que llegaron ellos. De sus 10 hijos, 7 somos venezolanos por nacimiento y hemos pasado toda nuestra vida aquí. Yo crecí con los Yanomamo y mi primer idioma fue la lengua de esta tribu. Aprendí inglés después de tener 7 años de edad cuando empecé a ir a la escuela. Yo he vivido toda mi vida en Coshilowateli con excepción del tiempo cuando salí para continuar estudios en el exterior. Como crecí con los Yanomamo yo me crié con un amor y aprecio por la vida de esta gente. Yo vi la dura vida de ellos. Y después de terminar mis estudios, decidí regresar a mi pueblo de Coshilowateli para ayudar a mis amigos y familias Yanomamo. Mientras estuve estudiando en el exterior me case con una chica latina y regresamos juntos para vivir con los Yanomamo. Tuvimos tres hijos: Joshua Michael, Ryan Daniel y Stephen Rubén. Todos nacieron aquí en Venezuela, así que son venezolanos por nacimiento. Mi esposa Reneé Pintor de Dawson falleció de Falciparun (paludismo) y está enterrada en la Comunidad de Coshilowateli, en el Alto Orinoco. Cuando falleció mi esposa, mis tres hijos tenían 8, 6 y 4 años de edad. Eso ocurrió el 23 de junio de 1992. El 4 de octubre de 1994 me casé con Keila Cornieles, de Tumeremo, Estado Bolívar. Con ella tengo dos hijas Mikeila Reneé y Mía Francis.

Nuestra estadía en la selva ha sido una vida con dificultades, pero una vida de mucha satisfacción hasta los primeros días del año 2006, cuando comenzaron a expulsar a los misioneros de las Misión Nuevas tribus. El 12 de enero de 2006 se enfermó nuestra hija Mikeila Reneé, de 5 años de edad, en Coshilowateli. Hicimos todo lo posible para llamar a una avioneta, y para ese entonces las avionetas que siempre estaban listas para cubrir emergencias eras las de Nuevas tribus y de la Misión Alas de Socorro. Para ese momento los misioneros están preparándose para cumplir con la Resolución del Presidente Chávez, Nadie contestó la radio, aunque estuvimos llamando, orando y llorando. Mikeila falleció a las 2 PM sin recibir ningún apoyo médico.

Los otros misioneros salieron de Amazonas el 12 de febrero de 2006, pero como casi toda mi familia somos venezolanos y la Resolución no era contra Misión Padamo, decidimos quedarnos allí para seguir ayudando a los amigos Yanomamo. Pero desde esa época, la actitud de las autoridades militares ha cambiado de manera muy negativa hacia nosotros y empezaron con diversas formas de discriminación hacia nosotros como: llamándonos “gringos” en una forma por demás grosera. No permitiéndonos el acceso directo al combustible que llega a La Esmeralda (Capital del Municipio); se nos exigen documentos como si fuéramos extranjeros recién llegados al Estado Amazonas, y aún presentando los documentos exigidos, no mostraban ningún respeto ni valor alguno le daban y dan a los documentos. Han tratado de sembrar en los indígenas venezolanos, que viven con nosotros y con los que hemos compartido nuestra vida por años, un odio contra nosotros e instándolos a que nos expulsen de nuestra comunidad. Como los indígenas Yanomamo nos conocen muy bien y mas aun que a los militares, no obedecen lo que los militares le piden. Así que tratan por cualquier medio de molestarnos, exigiéndonos cosas que nos cansemos de la presión y las amenazas y salgamos de nuestro país.

Es necesario comentar que durante todo ese tiempo los militares siempre están pidiéndonos ayuda para todo. Nosotros le hemos proporcionado casa, agua y luz eléctrica en la Comunidad de Coshilowateli. Muchas veces cuando no les llega la comida a ellos, hasta se la hemos dado. También el hemos ayudado con el transporte por los ríos, el combustible para movilizarse en al zona y los hemos cuidado cuando ellos se enferman. Hemos bajado a La Esmeralda muchas veces para ayudarles en el arreglo de la Planta Eléctrica del Comando, les perforamos un pozo artesiano de agua para el mismo Comando, les dimos los tubos necesarios así como la bomba sumergible y las tuberías especiales para ese pozo, cubriendo nosotros los misioneros los gastos de esto. Hemos hecho todo lo posible para mostrar el amor de Nuestro Señor Jesucristo a ellos, tratándoles como hermanos venezolanos y como personas, pero nunca hemos recibido respeto por parte de las autoridades militares. Muchas veces nuestros derechos fueron y son atropellados por ellos.

En La Esmeralda, el combustible es controlado por la Guardia Nacional. Antes nosotros teníamos problemas consiguiendo el suficiente combustible para todo el sector del río Padamo y sus afluentes, pero ellos comenzaron a tomar la decisión de no darnos combustible “por ser gringos”. En varias ocasiones les explique que como nací en Tamatama, soy venezolano. Entonces el Teniente de entonces me contestaba en forma por demás irrespetuosa “puede ser que tu cedula diga venezolano, pero tu cara es de gringo”. Hasta el día de hoy, los mantienen esa discriminación contra nosotros. El problema es que ahora esa discriminación está afectando no solamente a mi familia sino que ellos están castigando al pueblo completo de Coshilowateli y las aldeas alrededor de la Parroquia Marawaka, porque cuando los militares no nos venden combustible a nosotros. Al no vendernos combustible nadie en todo el sector tiene, porque nosotros fuimos quienes lo comprobamos para todos ellos. Cuando no hay combustible: no tenemos planta eléctrica en la Comunidad de Coshilowateli, tampoco hay agua potable porque nuestra agua llega de un pozo artesiano profundo y requiere de la planta para bombear el agua. Tampoco hay combustible para los motores fuera de borda de traslado a los conucos y transporte de los indígenas en los ríos y entre aldeas. La discriminación contra nosotros llega a perjudicar a mucha gente de las etnias Yanomamo y Yecuana.

Mi preocupación es que esa forma de discriminación puede producir consecuencias muy .graves. El año pasado ¿2007? Unos amigos nuestros norteamericanos con hijos nacidos en Venezuela, estaban trabajando con una Iglesia venezolana y fueron a visitar, por invitación del Alcalde de allí y del Consejo Comunal, a la Iglesia se San Carlos de Río Negro. Los guardias Nacionales le dijeron a Gary y Sarah Greenwood, que a ellos les faltaba una tontería en su permiso para estar en ese lugar. Les sugirieron que fueran con ellos, en un avión militar a Puerto Ayacucho, Para solucionar esa cosa. Les dijeron que tan pronto como tuvieran todo listo, ellos podrían regresar. Salieron en el avión militar, ella, su esposo y sus dos pequeños hijos venezolanos, pero en lugar de dejarlos regresar a su casa después del interrogatorio, les dijeron que tenían que pasar la noche en el Comando de la Guardia. No les permitieron hacer ninguna llamada telefónica. La esposa Sarah Greenwood estaba embarazada y tenía a sus dos pequeños con mucha incomodidad en ese lugar. Se puede decir que la torturaron sicológicamente, diciéndoles que a ellos los deportarían y dejarían a su pequeña hija venezolana en el pais. Eso lo usaron para atemorizarlos al punto de que no pudieran pensar nada más que en salir con su hija a los Estados Unidos. Sarah estuvo muy enferma esa noche. Varias veces Gary pidió que les dejaran regresar a su casa pero siempre se lo negaron. Por fin un Guardia Nacional llamo a un médico, y este le dio unas pastillas a la señora. Ella estuvo vomitando toda la noche, y en la mañana su esposo pidió a los Guardia, nuevamente que les permitieran ir a su casa para por lo menos usar el baño y cambiarse de ropa. Por fin les dijeron que si, pero cuando los montaron en el carro, en lugar de llevarlos a su casa los llevaron directo al Aeropuerto y los deportaron sin cumplir procedimiento alguno para una deportación. Ellos por supuestos no estaban incursos en ninguna de las causales establecidas en la Ley para una deportación. Eso fue un secuestro militar y una deportación ilegal, pues esa familia tenía todos sus papeles en orden legal y uno de sus hijos era una niña nacida en Venezuela. Los militares deportaron una niña venezolana y a su familia en forma ilegal, en peor forma como si fueran delincuentes. A estos no se les trata así en este momento. Pero eran evangélicos.

Ahora los militares están tratando de intentar ese mismo procedimiento contra nosotros. Mi sobrino, Andrew Lee, bajo con unos indígenas a La Esmeralda. Allí los Guardias Nacionales, al ver que su cédula decía que era residente y estaba vencida lo arrestaron. Inmediatamente ellos llamaron a la ONIDEX para solicitar su documento para deportarlo. Según la Directora de la ONIDEX les informo que estaba en forma legal pues tenia pasaporte vigente y es residente, que no había alguna razón para deportarlo. Andrew nació en Bolivia, pero su madre es venezolana por nacimiento. Nosotros buscamos la partida de nacimiento de su mama y nos dirigimos a la Onidex. La Directora dijo que no es legal arrestar a nadie por tener una cedula vencida y mucho menos deportar a una persona por ello, y menos aun teniendo madre venezolana. Los militares intentaron hacer todo lo posible para deportarlo, y aunque dijeron que no estaba detenido, el no podía salir con su abogada directo a la Onidex. Estuvo todo el tiempo custodiado por un efectivo de la Guardia Nacional, con la orden tajante de no dejarlo salir solo. Así lo tuvieron desde la 8 de la mañana hasta las 3:30 PM, sin comida y bajo vigilancia del Guardia Nacional, siendo transportado en el carro de la GN, pero una y otra vez diciendo que “no estaba detenido, pero no te muevas de allí”. Por fin como la cosa se les salio de las manos y sus familias en Puerto Ayacucho conocían el caso al igual que su abogada. Ya los indígenas venían en camino para ayudarlo, la Guardia tuvo que dejarlo en la Onidex. Allí le dieron un permiso mientras llega de Caracas la renovación de su cedula de identidad. Es por ello que podemos afirmar que nuestros derechos están siendo violados, una y otra vez y ya estamos cansados de eso. Somos venezolanos por nacimiento.

En los últimos días, los militares en La Esmeralda, después de hacer tantos viajes a Coshilowateli, para sacarnos de allí, comenzaron a decir a los Yanomamo que ellos no pueden llevar nada para nosotros, incluyendo comida, medicinas, combustible, nada. El Capitán Cornieles, quien esta destacado en La Esmeralda, le dijo la semana pasada a Ramón González y a Enrique Lucho, Yanomamos, que “el personalmente revisaría todo los que ellos trajeran de Puerto Ayacucho para llevar a Coshilowateli. Que si encontraba en las cosa de ellos, una sola factura a nombre de los Dawson, les quitaría toda la carga”, a ellos, a los indígenas. Así también amenazan a los propios Yanomamo. Como los Yanomamo no conocen muy bien las leyes venezolanas, están muy preocupados por estas amenazas y la presión continua, constante. La preocupación nuestra es que los militares no conocen nada de la cultura Yanomamo. Cualquier día algo grave puede ocurrir. Los Yanomamo son una etnia que toda su vida han sido guerreros. Si continúan esas amenazas y el cerco contra ellos, los Yanomamo pueden tomar las cosas por sus propias manos y realizar algo grave contra los militares. Podría ocurrir una guerra entre las tribus y los militares.

Puerto Ayacucho, Amazonas: 09 de abril de 2008.


Nota 1: El evangelio ha hecho posible que los Yanomamo vivan en paz. Ellos vivían en permanente guerras por cualquier asunto y ello causó miles de muertes en el pasado. Ahora Coshilowateli es el lugar de encuentros para dirimir los conflictos entre aldeas. Ahora Dios reina entre los Yanomamo. ¿Esto se quiere destruir?

Nota 2: Ahora la situación se ha agravado violentándose los derechos constitucionales a la vida (no paso de alimentos y medicinas), tránsito (nadie puede ir al interior si no existe un permiso que deben otorgar varios organismos pero si el Jefe de la Brigada no lo quiere, ninguno vale. Se violan los derechos de religión, pensamiento, opinión y expresión, etc. Por tanto se violan derechos consagrados en Acuerdos, Pactos y Tratados Internacional con rango Constitucional. Se viola la Ley de Pueblos y Comunidades Indígenas que expresa la autonomía de otorgar permisos a quienes ellos inviten sin que medie ningún ente. Se viola la Constitución del Estado Amazonas cuando define los derechos de los indígenas que ahora están bajo una militarización total.

Nota 3: Ahora cuando los ríos han crecido, se han desbordado e inundado los conucos de los indígenas se les somete al hambre.
¿Cuál es realmente el interés en atacar a una familia con mas de 54 años ayudando a los indígenas, entre ellos casi todos venezolanos., perjudicando de esa forma a toda una etnia indígena venezolana? Hay muchos rumores, hay tres por lo menos. Esperamos que no sea ninguno y todo ocurra por el interés particular de algún alto funcionario del Ministerio del Poder Popular para la Defensa. Un Capitán de Puerto Ayacucho dijo” recibo órdenes superiores”. Pero actúa como si el mismo estuviera involucrado en el problema. Oración: Señor Dios ten misericordia de toda esta gente, pero te rogamos que actúes ahora mismo. Se mueren tus hijos. Estamos en clamor en todo el país y todo el país ya conoce de estas violaciones. Actúa tu Señor hoy mismo. Ya basta de abusos y de ilegalidad. Amén.

Caracas: Agosto de 2008.

Publicado con el consentimiento de la Misión Padamo.

4 comentarios:

Adrian Sanchez dijo...

Es una injusticia lo que esta sucediendo en el amazonas, nuestros misioneros están llevando la obra del Señor y están siendo atacados, es obvio que nuestra lucha no es contra carne ni sangre, pero no debemos quedarnos con las manos cruzadas, esto debemos informarlo a nuestras iglesias, debemos hacer saber esto publicamente.
Debemos orar mucho y pedir la guianza del Señor.
Hoy atacan a nuestros misioneros, mañana puede ser contra nuestras iglesias

Anónimo dijo...

¿Qué puedo decir de los misioneros que están en la selva? Que me comprometo a orar por ellos y que espero que Dios los ayude y les haga justicia

José Piñero dijo...

Dios bendiga a nuestros hermanos y sostenga su obra con poder en todo lugar

Robert Romero dijo...

Creo que nuestra conciencia debe despertar a la realidad de esta gente en Amazonas. La cosa no es cuento, y el testimonio de los misioneros nos hace reflexionar sobre nuestro compromiso con el Señor y su obra.