miércoles, 19 de noviembre de 2008

La Autoridad Superior e Infalible de los Gobernantes

Mitos de una Mala Teología Política (Parte 2)
La autoridad superior e infalible de los gobernantes


MITO 2: Romanos 13 enseña que No debemos protestar a nuestros gobernantes porque eso vulnera la autoridad de Dios.
Entender mal o descontextualizar el texto de Romanos 13 nos pone en la situación de poner a la autoridad secular en la condición de Reinado y al ciudadano en condición de súbdito, haciendo al cristiano un incondicional de la clase política gobernante. Por otra parte el texto mal utilizado se convierte en la excusa validadora del status quo (cosa que para nada creemos que haya sido una idea bíblica) y por tanto en una mentalidad perpetuadora de sistemas que violan el estado de derecho con la complicidad de sus víctimas. Claro que entendemos que el cumplimiento de este texto se aplica no sólo a las esferas gubernamentales sino a todas las instancias de autoridad delegada por Dios. Sin embargo en esta reflexión meditamos acerca de la autoridad secular, y para comenzar debemos hacernos algunas preguntas que nos ayuden a reflexionar sobre la legitimidad de los gobiernos humanos: ¿Cómo obtuvieron su autoridad los gobernantes del pasado o del presente? Mediante guerras, eventos violentos, insurreccionales, votos legítimos (de quien), fraudes electorales, golpes de estado, etc. En América un grupo tribal le arrebató el poder a otro, luego un imperio sometió y colonizó al otro, hasta que la nueva raza habitante del territorio incurre en un proceso insurreccional que termina instalándose en el poder y desconoce la autoridad anterior.
Es complicado asumir los medios mediante los cuales “Dios ha establecido las autoridades”. En todo caso la idea de la voluntad permisiva de Dios se convierte en la respuesta más sencilla a tales cuestiones.
Los hombres como Stalin, Hitler, el Faraón, y otros, han sido tan malos como les fue posible serlo, estos individuos esclavizaron, empobrecieron, y trataron brutalmente a su propio pueblo. La arrogancia y desafío de estos individuos aún frente a Dios no pareció conocer límites. ¿Su autoridad es accidental, es legítima, es divina? ¿Se ajustan al perfecto plan de Dios?
Reflexionemos desde la Biblia:
Al Faraón Dios lo puso (Éxodo 9:16 “Yo te he puesto”) y Pablo lo confirma en Romanos 9:17. Y en su caso fue anunciado por el mismo Dios como un instrumento que oprimiría a su pueblo (Génesis 15:13), y ese pueblo habría de ser enviado por el mismo Dios a aquella tierra como bien señala José en Génesis 45:4-8 “no me enviasteis vosotros sino Dios”, era el incomprensible pero perfecto plan de Dios para “preservaros posteridad sobre la tierra, y daros vida por medio de gran liberación”. Aquí se cumple lo dicho en Romanos 8:28 “A los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien”.
Estos hechos corresponde a la realidad de la soberanía de Dios tal como lo señala Romanos 9:18, 20; 11:33-34. Dios de una manera providencial al fin de la historia hace manifiesta su jugada maestra en el ajedrez de los tiempos, aquella que será vista por quienes han confiado en Él aún cuando hubiera decidido hacer una revelación parcial del propósito que tiene cada evento.
Es interesante que todos estos pasajes bíblicos con las ideas expresadas en ellos apuntan a una realidad transitoria de los gobiernos humanos, y alientan la esperanza del establecimiento de un reino justo “venga Tu Reino”, y esa esperanza nos revela la conciencia política del cristiano la cual es una realidad bíblica y frente a los sistemas injustos es ineludiblemente subversiva, y difícilmente puede ser de otra manera si llegamos a ser conscientes de la implicación de nuestra esperanza de un reino y la acción de proclamar el “evangelio” de ese reino, y aquí hacemos un paréntesis para añadir que esa expresión “evangelio” de su original “evangelión” tiene una clarísima connotación política, la palabra era usada para referirse a la proclama en que los heraldos romanos anunciaban el plan de gobierno del nuevo Cesar o Rey. Luego la condición originalmente política de esta expresión no deja de estar presente aún con la aclaratoria “mi reino no es de este mundo”, y la razón es que las consecuencias éticas y proféticas de la vocación cristiana de ser sal de la tierra y luz del mundo inevitablemente tendrán consecuencias sociales.
Ahora queda la pregunta ¿Participamos en la esperanza o somos espectadores de su cumplimiento?
Nuevamente podemos reflexionar en otras preguntas: ¿Quién colocó a la potestad satánica como príncipe de este mundo? ¿Dios lo permitió? ¿Fue su voluntad permisiva? Lo que es claro es que aún siendo el diablo una potestad el mismo Dios nos manda resistirlo. Ahora ¿Resistiremos al diablo y no a sus agentes de maldad? Seguro que ambas cosas, sólo que las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para destrucción de fortalezas, y una de esas armas será la subversiva oración “venga Tu Reino”, plegaria esta que no puede menos que estar acompañada por la acción que respetando las reglas del juego jurídico y de la ética cristiana así como se convirtió en un instrumento para poner “reyes” ha de convertirse también el instrumento para “quitarlos”.
¿La autoridad del Rey Agripa, asesino de Jacobo, fue o no vulnerada con el milagroso escape del apóstol Pedro de las prisiones del tirano? ¿Será que los arrogantes del siglo XXI que blasfeman de Dios y que manosean la Biblia con la complacencia de sus actuales súbditos herodianos que les proclaman dioses de la política moderna son más inocentes que Agripa de antaño que fuera comido por gusanos (Hechos 12:22-23)? Es evidente que estos pasajes ponen a la iglesia al margen del sometimiento incondicional a las autoridades seculares, y ello explica no sólo la historia de martirio de la cristiandad sino los cambios sociales que han sido producto de la resistencia que se observa en la labor profética y transformadora del evangelio de Cristo.
Así concluimos que Romanos 13:1 nos muestra una consigna según la cual Dios instala la autoridad, pero ella no es instalada en el sentido personalista o despótico sino que lo establecido es la institución de la autoridad delegada según el orden divino, y este orden implica la justicia y los demás valores que prefiguran el Reino de Dios, valores que en los Estados democráticos deben estar expresados en su ordenamiento jurídico presentado fundamentalmente en la constitución nacional que es la carta que subordina a los funcionarios públicos y no al contrario.
Entonces ¿Quién debe someterse a quién? ¿Los funcionarios públicos como eminencias sometedoras de la conciencia popular? NO. Nosotros debemos someterlos a ellos.
¿Quién tiene en los estados democráticos la espada de Romanos 13:4 para administrar justicia? ¿El gobernante? NO. El pueblo es el legítimo administrador de la espada y lo hace por medio de las instituciones que establece, y si ella es usurpada, la espada ha de ser recuperada como deber justo y divino de los pueblos que la han heredado, a fin de que se establezca el casi utópico pero legítimo estado de derecho y de justicia.
De modo que, en todo caso honraremos la autoridad de las “realezas” de nuestra era, al decir: “larga vida a la constitución nacional, larga vida a la democracia que mediante el voto es instrumento de Dios para poner y quitar ¡¿reyes?!, larga vida a la justicia autentica y al estado de derecho. Y si queremos dar a los gobernantes perpetuidad y carácter divino esperemos a que haya una monarquía o un reino con dimensiones eclesiásticas o mejor dicho religiosas para desdecir el discurso de Simón Bolívar en Angostura cuando recomendó no entregar el poder en un mismo ciudadano para evitar la tiranía”.

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El estado soy YO. Luis XIV
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2 comentarios:

Glenda dijo...

Es normal que como seres pensantes tengamos tal capacidad, lo cual conlleva a que en determinado monento estemos de acuerdo o en contra con diferentes cosas o desiciones que tomen quienes estan en eminencia en el país, y el hecho que no apoyemos ciertas acciones que tales tomen, no me parece un algo que nos lleve a ir en contra de los principios biblicos, ya que el mismo Señor nos dio esa capacidad de decidir por nosotros mismos, y es precisamente esto lo que genera que no siempre estemos de acuerdo con los gobernantes, o quizas si, realmente depende del criterio y de la forma de pensar de cada quien, lo cual es respetable... Saludos a todos DLB!!:)

IBRAHIM Y VANESSA dijo...

fundamentalmente somos criados y capacitados desde nuestra infancia para tener en cuenta que es lo bueno y que es lo malo y tambien que me conviene y que no me conviene, lo que nos lleva a opinar y hacer lo que esta en nuestras manos para lograr lo que nos conviene como: obtener un titulo universitario, casarse, aceptar a Cristo, etc... entonces ciertamente tenemos el deber de hacer lo posible y correcto para ser participes de lo que es bueno para nuestras vidas. y si es de cristianos estar en contra de lo que no es de Dios, basandonmos en la biblia que es la verdad entonces es un deber cristanio luchar para establecer las normas del reino de los cielos en nuestra nacion, comensando por quienes las dirigen para que sea Dios el dirigente y lider maximo en nuestro pais......