miércoles, 19 de noviembre de 2008

"Paris bien vale una Misa"

Mitos de una Mala Teología Política (Parte 3)
"París bien vale una Misa"

Mito 3: Siempre el acercamiento del político a la iglesia implica un gesto de afinidad religiosa.

Pensar que el acercamiento del político a la comunidad de fe es necesariamente un gesto de afinidad religiosa, no es necesariamente verdad ni en el caso del político ni en el de nadie. El caso es que las motivaciones de una persona son un elemento determinante para evaluar sus acciones, y en el pensamiento de cada cual la balanza de los hechos puede ofrecer diversas interpretaciones.
Una de las historias que mejor lo ilustra es la del Rey Enrique IV de quien se hizo célebre la frase “Paris bien vale una misa” o “señor, la Corona bien vale una misa”, el contexto se relacionó con la incómoda situación que tenía este Rey protestante cuando era increpado por su amigo el duque Rosny acerca de la conveniencia política de oír misa y los problemas que podría generar con algunos sectores el no hacerlo. Probablemente el interés político de este Rey de fe cristiana y teología calvinista tuvo mayor peso que su conciencia religiosa, o sencillamente el acto de participar de la misa no implicaba mayor problema de consciencia para este hombre, o sencillamente, llegó a pensar que participar del rito romanista fue una manera de evitar mayores males en sus funciones de gobierno, y que asistir a una misa bien pudiera ser un trámite poco costoso. Lo que sí es seguro es que las intenciones del Rey no significaban para nada ni simpatías ni mucho menos una conversión al catolicismo romano, al mismo tiempo es seguro que si ese trámite religioso se pudiera evitar sin mayores complicaciones con toda seguridad habría sido eludido.
La búsqueda de proximidad eclesiástica por parte de algunos políticos, lo que viene a demostrar es que quien lo procura considera que ese ámbito puede resultar efectivo para su interés particular, por otra parte demuestra de alguna manera la influencia de la comunidad de fe y las posibilidades que ella ofrece. Otra lectura que se puede hacer del asunto es el respeto y cortesía que como a ciudadanos relevantes tiene el solicitante para con la comunidad religiosa, y podemos contar otros motivos que como los anteriores no son necesariamente ilegítimos. Luego, finalmente es posible que el político en cuestión (siendo realmente religioso) desee el apoyo espiritual de la comunidad de fe y asume su gestión política como una asignación divina que debe dedicar a Dios. ¿Qué elementos asumimos para pensar que esto es o no así? Sencillo. La oveja no se viste de lobo, la doncella no sólo debe ser decente sino parecerlo, y quien diga que lo importante no es el ropaje sino la naturaleza interna deberá preguntarse si se conforma con que su hija sea decente aunque parezca una meretriz, o si por el contrario espera que no sólo ella sea, sino que se vea como lo que dice ser. Debemos entonces observar el interés de quién defiende o ha defendido antes quien presente el cortejo de turno ante el pueblo, ayuda el conocer a quién representa y apoya, el marco de su ideología política, la realidad de su vida familiar, su conducta ciudadana, su compromiso y trayectoria religiosa (si dice tenerla), su compromiso demostrado en cuales hechos y a favor de qué o quién; en fin sus frutos que son la evidencia de la naturaleza del árbol. El fruto nos dirá si el político ha experimentado un avivamiento o conversión conveniente pero artificial o si su inusitado interés religioso realmente es genuino.
En este punto es interesante recordar la imagen de Proteo el dios griego de los mares. Su poder venía de su habilidad para cambiar de forma a voluntad, de ser lo que el momento exigía. Cuando Menelao, hermano de Agamenón, trató de apresarlo, Proteo se transformó en león, luego e serpiente, pantera, jabalí, en las huidizas aguas del arroyo y, por último, en frondoso árbol. Hoy día podemos saber la condición de algunos por el análisis de su trayectoria, pues lo que no se puede ocultar en la vida política es la bandera que se defiende, los personajes de quienes se rodean los aludidos, y los discursos que se aplauden, se ignoran con complicidad, o se condenan con valentía.
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¿Acaso la gente, en sociedad, no habla de un hombre diciendo que es un gran actor? Con esto no se refiere a los que el hombre siente, sino al hecho de que se destaca en la simulación, aún cuando no sienta nada. (Denis Diderot 1713-1784)
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1 comentario:

IBRAHIM Y VANESSA dijo...

Es de Cristianos el saber discernir acerca de la realidad, y como esta tiene una influencia espiritual mas profunda, si un aspirante a algun cargo politico observa que el mercado cristiano aun no a sido explotado al maximo se armara de estrategias para poder aprovecharse de eso, entonces e muy cierto lo que dice el comentario no escuchemos solo palabramas estudiemos la trayectoria de quienes dicen ser cristianos para ganar nuestro voto tenemos que recordar que es necesario un verdadero arrepentimiento para seguir a cristo y si esto implica no aceptar ni permitir ninguna accion que no le agrade a Dios como : los insultos, el insentivar un odio politico a otras naciones o pecar de indiferente con mi nacion, etc... claro recordando que Dios Odia al pecado no al pecador, pero si un mandatario esta atado al pecado es imposible que un cristiano le justifique y que le apruebe solo porque esta persona solo de boca diga que ama a Dios, estamos en el deber de no apoyar politicamente a esta persona sino buscar la manera en tener a laguien que si de verdad sea un cristiano renacido....